Hoy es jueves, 20 de junio de 2013. Hoy hago tarde una de mis escrituras que más tiempo me lleva porque la voy a dedicar al más brillante, celebre historiador, locutor, periodista y comunicador dominicano. Joven brillante, que jamás haya tenido la República Dominicana. Me refiero a Richie Levant, graduado en la Universidad Sagrado Corazón, con las mejores notas; Magna Cum Laude. Mi dedicatoria a Richie, va por un tema que este tocó el jueves, 13 de junio, de este mismo mes, que se refería al presidente en aquel entonces, llamado Lilís, que por cierto, es de raza negra.
Cuando los dominicanos escuchamos a este locutor, aprendemos a valorar nuestras raíces como pueblo. Voy al tema; un mundo sin prejuicio. Recordando mi niñez, cuando mi mamá, Digna Peña, tenía que ponerme pantalón remenda’o por falta de dinero, ya que vivíamos en una situación económica muy precaria. Recordé a un norteamericano, de nombre Jonathan, de padre coreano, que como víctima del prejuicio racial cuando niño, buscó al crecer un lugar en el que la gente no lo discriminara por sus rasgos faciales, ni su raza. Jonathan, a diferencia del expresidente dominicano Lilís, estudió medicina y se mudó a un pueblo del norte de Alaska, en Estados Unidos, donde el aspecto de muchos de sus pacientes era parecido al suyo. Creía que en la frialdad del ártico encontraría refugio de la frialdad aún más intensa del prejuicio.
Lamentablemente, al igual que en mi país República Dominicana, donde existen los prejuicios más bárbaros, la esperanza de Jonathan se vino abajo mientras atendía a una joven de 25 años que se encontraba en coma. Cuando ella despertó y vio el rostro de Jonathan, le soltó una palabrota, porque odiaba a los coreanos. Este doloroso incidente le hizo ver a Jonathan que todo su afán por huir de la discriminación había sido totalmente en vano. La historia de Jonathan subraya una triste realidad: que siempre han sufrido todos y cada uno de los jóvenes pobres de República Dominicana. No por los ricos, sino por los mismos del barrio y de sus entornos donde viven. El prejuicio existe hasta en el rincón más apartado del planeta. Parece que donde hay gente, hay prejuicio.
Voy a mencionar alguna cita de algunos países del mundo.
Canadá: Aunque el país ha abrazado el principio de diversidad y ha instituido muchas medidas legales para proteger los derechos de las diversas comunidades, el racismo sigue siendo una seria amenaza para los derechos humanos. Un informe de Amnistía Internacional sobre Canadá, elaborado en 2012.
Europa: El 48% de los europeos creen que en su país se está haciendo muy poco por combatir la discriminación. Intolerance, Prejudice and Discrimination: An European Report, 2011.
Las mujeres siguen siendo fenómenos generalizados en muchos países. Informe anual 2012, Amnistía Internacional.
Nepal: Los Dalits o Intocables sufren una eterna discriminación, sobre todo en la esfera económica, social y cultural. Human Right Watch World Report, 2012.
Por último, menciono Europa del Este: En casa se les discrimina y en el extranjero se les considera chivos expiatorios. Los romaníes, o gitanos, de Europa del Este, sus temas son temas que ningún político quiere abordar. The Economist, 4 de septiembre de 2010.
Aquí menciono 5 países con problemas de prejuicio como en República Dominicana, y digo estos problemas nunca acabarán porque el nivel de educación es muy pobre. En mi país, el prejuicio es por todo: si eres flaco o gordo, blanco o negro, rico o pobre, y los que más sufren, los “gays”, que los tratan peor que a los perros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario