Después de un mes…

Hoy se de dónde me surge la idea de escribir después de un mes, después de morir uno de los más grandes pacificadores del Universo. Me refiero a Nelson Mandela Madiba.

Fue tanto lo que me afectó su muerte, que no me llegaba la musa.

Los ecos de las palabras sobre la partida de Nelson Mandela aún no bajan de intensidad. Madiba, como se quiera llamarle, ya no está con nosotros en su parte física, pero deja un legado que va a perdurar por siglos.

¿De qué se trata el legado de Nelson Mandela? Yo me quedo con dos cosas fundamentales: un propósito de vida y una vida sin rencores. Cada ser humano debe tener un propósito de vida para que cuando parte de este espacio o galaxia, como yo le llamo al mundo terrenal existencial, haya contribuido a dejarle a su generación y congéneres un mundo mejor. Algunos lo harán a nivel macro, como lo hizo Mandela, acabando con el discrimen racial, como lo hay en República Dominicana, no con los haitianos, sino, hasta con los mismos ciudadanos del mismo pueblo, por economía y color o clase social oficialista que existe en Santo Domingo; otros lo harán a nivel de familia en la comunidad o tal vez, en el país en que vivan. La pregunta que nos debemos hacer todos en algún momento de la vida es si valió la pena para la humanidad el que hubiéramos nacido en República Dominicana. Sin mi aportación a la vida, el mundo sería peor, igual o mejor: vivo para trabajar o trabajo para vivir, con un propósito, de eso se trata y de asumir la responsabilidad de que ese propósito de vida conlleva.

Nelson Mandela tuvo claro ese propósito de vida; vivió y murió por él y por su legado, trascendió. De República Dominicana han salido muchos hombres y mujeres con un propósito y compromiso como Mandela. Uno de ellos, el Dr. José Francisco Peña Gómez; otra, Mamá Tingó. De Puerto Rico, el país en que vivo, Adolfina Villanueva Osorio; también, Oscar López Rivera, propósito de vida y luchador, y en la comunidad dominicana, palpable su legado. Por esa lucha que hizo Peña Gómez, estuvo preso (no 27 años como Mandela), pero fue perseguido por un tirano, como el Doctor Balaguer, sin haber cometido ningún delito, que dañara persona o propiedad alguna. A Mandela en aquel momento se le acusó de muchos delitos en contra del injusto régimen en el que vivía. Salió de la prisión a ser Presidente de su nación, África. El presidente Barack Obama y otros líderes mundiales se han desbordado en elogios para Mandela, y eso me parece bien, pues se lo merece. Muchos de ellos apoyaron el régimen racista cuando Mandela estaba preso y en el caso de Obama, su contradicción es más que evidente. No acaba de ordenar la libertad de un preso político y luchador de un país, hoy la más vieja colonia del mundo. Digo el nombre de este preso: Oscar López Rivera, en Puerto Rico, su país, lo esperan. Por favor, libertad para Oscar López. Este luchador puertorriqueño que mantienen en las cárceles de Estados Unidos que se presenta como el paladín de la Justicia y los Derechos Humanos ante el mundo. Una orden ejecutiva de Obama sería suficiente para que lo pongan en libertad.

Lo otro que me queda del legado de Madiba es que no permitió que el encierro, la persecución y la injusticia marchitaran su alma. Su generosidad ante la victoria, que lo llevó a convertirse en líder, ya no sólo de ese pueblo que liberaba del odioso “Apartheid”, sino también de los blancos que creían en una mejor nación. Fue tanto así que como presidente, dejó en su equipo de seguridad a los mismos que antes hacían esa labor para el régimen opresor. Fíjense, que del Doctor Peña Gómez, a Mamá Tingó, pasé a Obama y a Oscar López Rivera, que al igual que Mandela, tienen una cosa en común. Tal vez, de todos estos personajes, el único que no conoce el sufrimiento es el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. A los que viven en la cultura del banquete total y de la mezquindad como los políticos dominicanos, sin sacar a unos, ese ejemplo de Mandela debe golpearlos fuerte en la cara de lechuga que tienen. Estos prepotentes y arrogantes abusadores de poder; esa limpieza de alma de la cual Nelson Mandela fue ejemplo, la quisiera resaltar de Oscar López Rivera, pero lo único que puedo es pedir que vuelva a casa. En el recuerdo a mi muy querido hermano, el abogado Freddy Santana, preso político, en el régimen del más tirano del pueblo dominicano, el Dr. Joaquín Balaguer. A Oscar lo han mantenido preso por 32 años. No es casualidad que Mandela fuera uno de los líderes internacionales que se solidarizó con la excarcelación de Oscar López Rivera y que en un homenaje que se rindiera en el Bronx llamara camaradas a los presos nacionalistas.

La muerte de Nelson Mandela, la de Peña Gómez, Mamá Tingo, Adolfina Villanueva Osorio y el encierro de Oscar López Rivera, nos dejan un reto personal y colectivo: a dejar un mundo mejor del que encontramos y a andar en la vida sin la pesada carga del odio embrutecedor. Gracias Peña Gómez, Mamá Tingó, Adolfina Villanueva Osorio, y a Nelson Mandela, porque la humildad es mejor por personas como ustedes.

Soy un ciudadano de Estados Unidos, sin odio, con mucho amor para los que sufren en el mundo, lo pobres, los enfermos, los presos políticos, secuestradores, en especial los que están en la selva de Colombia y el mundo entero, les escribe,

Héctor Peña, para Peña del Pueblo.