Miércoles, 19 de marzo de 2014
Algún día quisiera ser como el actual, como el que imagina que enamora de una de una persona cuya raza es distinta a la tuya. Piensa como te sentirás si no pudiera ejercer un derecho a votar por el líder de tu país, tampoco podrías escoger donde vivir a menos que el gobierno te indique el lugar para hacerlo. Allí, para transitar por la comunidad, debes llevar una identificación que determine en cuales lugares puedes estar. Tu único propósito en la vida, si quieres estudiar, es para ser un servidor de otro grupo étnico.
Luego, un día decides que no puedes permitir tal conducta, y junto a otros desafías el sistema de gobierno. En cambio, en vez de expresarte libremente y buscar lo mejor, criminalizan tu conducta y te encarcelan de por vida bajo las condiciones más infrahumanas. Escribiendo esta columna recuerdo como un día como ayer, el régimen más malvado y maldito, me refiero al del Doctor Joaquín Balaguer, mando a matar a un joven periodista de nombre Orlando Martínez. Plumas, como está nuestro país. No ha tenido jamás uno de los grandes periodistas dominicanos.
Muchos no te culparían si lograra salir y destilaras todo el odio y venganza contra aquellos que te hicieron sufrir. Pero tal comportamiento aunque entendible te llevaría a hacer a otros exactamente por lo que luchaste eliminar, así que quizás sea mejor pensar en cómo unir a los grupos de modo que se convierta en un país de inclusión, y de este modo, comienza a regular el poder y como se ejerce. Establecer entre todos los grupos un contrato social en el que se establecen principios fundamentales de gobiernos y acuerdan aquellos derechos que se reservan los ciudadanos ante el estado para que sus líderes siempre se deban a ese pacto. Es lo que en derecho hemos escuchado que se llama la constitución, que nada más la conocen algunos ladrones dominicanos metidos en lo que no deben, a digo, en la política.
Reconciliar los intereses y perdonar a quienes te han oprimido no es tarea sencilla, si buscamos hacerlo pensando en las cosas que nos unen. No necesariamente podemos olvidar el pasado, pero si perdonar y ofrecer lo mejor para unificar y buscar un movimiento de futuro juntos. Eliminar la palabra adversidad de nuestras vidas y adelantar nuestro futuro del país, juntos. No es un sueño, podemos lograrlo invictos.
Es el mejor legado a la humanidad de parte de Nelson Mandela (Hamba Kahle Madiba).
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