Hoy jueves, 18 de julio de 2013, doy un repaso a todos sobre el contraste que he vivido en una Tierra linda como es Puerto Rico.
Tengo la grata vivencia de haber visto y vivido todo, pienso. Me voy a circunscribir a tantas cosas de mi país y del mismo Puerto Rico, que recreo inconcluyente. Si caminan por las calles de esta isla, verán las necesidades que hay en su gente.
Una sociedad de momento infrahumana, con personas sin hogar, sin pan y mucho menos trabajo. Gente que sufren y lloran sus penas y caminan su gloria o lo que fue su gloria, anteriormente. Podían ir a un cine, restaurante, en fin, un sinnúmero de cosas, pero vino un gobierno abusador, compuesto por el más malvado de los gobernadores. Me refiero a Alejandro García Padilla y su camarilla de funcionarios sin corazón, a favor del pueblo.
Esto no se compara a estas realidades de la vida vivida por los perros de la gente del Condado en San Juan, o tal vez por todos los que no sienten ni padecen por los demás seres humanos. ¿Cómo es posible, que donde viven personas sufriendo tanto, hay otras que se dan el lujo de llevar a los perros al médico y gastar miles de dólares en ellos? Leyó bien y se lo voy a repetir; miles de dólares.
¿Cuántos niños se podrán alimentar con ese dinero en muchas partes del mundo, incluyendo a Puerto Rico? Son cosas que el Dios del Amor Divino le preguntará y les rendirá cuentas.
No sé si seguir mencionando tanta barbaridad, pero se me parte el corazón cuando los escucho decir, tengo a Alina, mi perra, en paz descanse; o tengo a Ruz en el médico, como si se tratara de gente. Esto, por los nombres y son nada más y nada menos que perros, que ahora, llevan nombres de personas, de la gente. No se parece a los nombres de los perros de mi pueblo: Boby, Chibila y Toronbolo.
Parece que a la gente de este país ya le es indiferente el sufrimiento de los de su propia especie y es natural que eso sea así, en un país en donde recientemente, apareció un reportaje de periódico sobre una perra llamada Lola, quien fue protegida por su dueña. La dueña fue amenazada por un policía, pues supuestamente, “Lola”, la perra de raza Pitbull, representaba un peligro enorme para la sociedad y había que aplicarle la “eutanasia”. Entonces, la recién electa alcaldesa, Carmen Yulín Cruz, metió sus patas traseras y movió su colita en asuntos de ninguna importancia política y luego, Roselyn Sánchez y otras organizaciones se unieron, para proponer la erradicación de la Ley 158, que prohíbe a los ciudadanos tener perros Pitbull en Puerto Rico, para seguir dándole promoción al asunto y mostrar su cara bonita. Desde luego, este caso representa una iniciativa en contra de aquellas personas que crean un estereotipo cruel de los perros Pitbull, pero no es para que todos los medios desvíen su atención sobre una perra. Lo único que lograron fue hacer el ridículo por todas las redes sociales.
Los ciudadanos en general saben que este no puede ser el tipo de imagen que se debe proyectar sobre los servicios que se les brindan a los animales. De igual forma debe de ser esa proyección publicitaria de la perra “Lola”, con las personas que duermen en la calle y que piden en las luces de Puerto Rico. Si verificamos el amor que profesa la gente hacia los animales, se pueden comparar que los animales viven vida de gente y reyes, y la gente vive vida de perros sin humanidad.
Tampoco nos debemos olvidar de aquel acto cruel hace dos o tres años atrás, por parte de una compañía desconocida y poco profesional (Animal Control Solutions, ACS), que recogieron una cantidad enorme de animales, que no representaban peligro alguno, y los arrojaron por el Paso del Indio, en Vega Baja, para “disponer” de ellos. Esto, en conjunto con las múltiples actitudes negligentes que se ven en los pueblos y que se ven por los medios de comunicación, que publican esa violencia animal sin ningún tipo de censura.
Tampoco debemos llegar a lo absurdo. La gente que participan en estas organizaciones pro-animales es consciente de lo que es el especismo, el bestialismo, en contraste con el amor por los animales y la necesidad humana. Claro, que el que se come el jamón, no llega a ver el cerdo, pero siempre ha sido desde el contexto humano ponerlo en perspectiva, el minimizar el dolor de los animales. Ahora se preguntarán por qué es más fácil ver palomas en San Juan que en Santo Domingo. No obstante lo delicado de este caso, la mayoría de las veces, estas personas utilizan pretextos para animales domésticos, como los perros y los gatos, para llamar la atención y su interés se vuelve totalmente protagónico.
Recientemente, un programa de radio puertorriqueño (El Goldo y La Pelúa) tuvo que ofrecer disculpas públicas, al permitir que dos locutores de muy baja calidad, hicieran expresiones sobre como desaparecer o envenenar los perros de los supuestos vecinos que les molestaran a los radioyentes. Personas de varias índoles juzgaron erróneamente el propósito de la pregunta que se suscitaba y protestaron por los medios, pero realmente, ¿a quién le interesa escuchar ese programa, más cuando el contenido es pobre y sobre todo, están hablando del sufrimiento de un animal? ¿Acaso no es el perro, el mejor amigo del hombre? ¿Será que como vivimos tan deshumanizados, hay personas que prefieren un perro que a un mismo ser humano, como amigo? Por favor, seamos lo suficientemente íntegros como para co-existir en paz y nuestra calidad de vida mejorará notablemente.
Por último, digo y pienso que Dios tiene algo reservado para estos “buenos para nada”, que mientras en el país, la gente muere por las deudas y el hambre; ellos no tienen compasión por los seres humanos y si, exclusivamente por los animales, donde gastan y por quienes gastan todo el dinero que fuese necesario, y no es que yo no respete la vida de los perros; no es que no ame a los perros y todos los animales, pero hay cosas que se pueden y otras que no. Hay prioridades que se deben atender.
Vivan todos los pobres del mundo y que Dios juzgue a los ricos del área del Condado en Puerto Rico y todos los que hagan las cosas que ellos hacen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario