Martes, 25 de marzo de 2014
Cuando yo me pongo a pensar en los pueblos de Europa y Latinoamérica, en contraste con Norteamérica, me voy bien lejos. Lo que puede ser la hipocresía en esto, que a veces quiero llamarlo, pero no puedo, porque formo parte de la ciudadanía norteamericana, pero yo, al igual que muchos no somos ciegos.
Voy al análisis que manifiesto ahora con mis elementos de juicio imparcial. El Referéndum celebrado en Crimea el pasado domingo, a favor de la anexión a Rusia, luego de declarar su independencia de Ucrania. No contó con la aprobación de la comunidad internacional. En esencia, el repudio se fundamenta en la alegada presión intimidante que ejerció el presidente de Rusia, Vladimir Putin, al custodiar las calles de Crimea por motivos militares, previo y durante el ejercicio del sufragio; su contraparte, el presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama, como siempre, policía internacional, promueve sancionar a Putin por intervenir con la soberanía de la ciudadanía de Crimea, para tomar sus decisiones políticas de auto-determinación, libre de presión indebida. Menciono dos cosas nada más, y pregunto a los ciudadanos de República Dominicana o Puerto Rico, si querían que los criminales mercenarios militares intervinieran en estos dos países, dos nada más, por mencionar algunos, donde las botas asesinas norteamericanas llegaron sin pedir permiso.
En este entuerto internacional, el caso de Puerto Rico no pasó desapercibido. El representante de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, señaló la contradicción inherente a las críticas que se levantaron en contra de su país, cuando se celebran referéndums en Puerto Rico, las Islas Malvinas, Cataluña, Escocia, entre otros; en la toma de decisiones sobre el destino político de los mismos países.
Lo que Churkin no tomó en cuenta es el caso omiso, u olvidadizo que Estados Unidos le hace a los resultados de nuestros plebiscitos amanados. Se imaginan si en una isla como Puerto Rico, en un acto de soberanía, se declarase la independencia de Estados Unidos para acto seguido, en un referéndum, votar a favor de la anexión, para convertirse en el Estado 51 de Estados Unidos.
Lo más cercano a ello lo fue el plebiscito celebrado en noviembre de 2012, en que la mayoría del electorado rechazó el estatus territorial o colonial, pero en la pregunta amañada, votó a favor de la estadidad, que ha pasado al norte en el gobierno de Estados Unidos, producto del derecho soberano de Puerto Rico.
La postura de Estados Unidos en contra del Gobierno de Putin, es una, remanente de la Guerra Fría. No obstante, pretender usar de gancho de auto-determinación política, sin la intervención militar o política externa que pueda influenciar indebidamente, vulnera la credibilidad de los Estados Unidos entre otras instancias. Recordemos la participación de Estados Unidos en tumbar a Saddam Hussein en Irak en el 2003, para promover unas elecciones democráticas. En 2005, con la presencia militar estadounidense de 15,000 soldados de Estados Unidos solamente patrullando en Bagdad.
CNN había publicado: “Anteriormente, la intervención de Estados Unidos en el “coup” militar del 11 de septiembre del 1973, para derrocar a Salvador Allende, democráticamente electo, muestra el respeto al libre sufragio de un pueblo como el dominicano y el puertorriqueño, y muchos más en todo el mundo”
Donde, cuando y como él la desgracia para los creadores de la muerte de tantos seres inocentes; humanos, que no llegan a nacer del vientre de sus madres. El que quiere ser soberano de la hegemonía de Estados Unidos ha dependido de su imposición para timonear el destino político de sus aliados o enemigos potenciales, acorde con sus intereses.
Repasando a vuelo de pájaro la historia de un país donde que llaman Puerto Rico; con Estados Unidos de Norteamérica desde su invasión en 1898, enfocamos en dos eventos electorales libres recientes, que apuntalan a las influencias de parte de su gobierno: la consulta al pueblito de Vieques, 29 de Julio de 2001, en el 68.2% votó a favor de la terminación inmediata y permanente de las prácticas militares y bombardeos de la Marina…la limpieza y la devolución de las tierras viequenses a sus ciudadanos fue precedido por un influjo de 2.4 millones en Mini-Grant; de fondos federales otorgados de forma récord a Viequenses días previos a dicha consulta (Marino J. P.R. Herald; agosto, 2002). Allí no hacía falta la invasión de tropas americanas para custodiar el proceso electoral. La presencia de la Marina en Vieques por décadas se hacía sentir con sus prácticas bélicas en sus costas. No pudieron comprar los votos en el referéndum criollo; el rechazo a las prácticas bélicas ya se había coagulado en la conciencia del pueblo al día de hoy, y todavía no se han retirado completamente.
A diferencias de la reacción inmediata de parte de Presidente Putin para actuar sobre el resultado del Referéndum en Crimea, ni la Presidencia ni el Congreso de Estados Unidos han actuado sobre el voto mayoritario del 54% en contra del actual estatus territorial en el plebiscito celebrado en Puerto Rico. En el 2012, aunque por la supresión del voto de creyentes en la actual relación territorial con los Estados Unidos, el resultado de un plebiscito amañado tiene serios visos anti-democráticos. A ley de un año y medio, no existe urgencia para realizar un referéndum de libre auto-determinación que no requiera que el imperio lo defina en sus términos: Todo parece señalar que para los Estados Unidos de Norteamérica, el respeto a la Soberanía de un pueblo, es relativo. Su intervención en los asuntos de Crimea y Rusia, retrata su falta de respeto respecto a la libre auto-determinación de Puerto Rico…Su punto ciego quedó al descubierto.
Por favor, a los puertorriqueños va este mensaje: Que este problema nacional, que no me corresponde como ciudadano dominicano/americano en Puerto Rico, no es mío, y por tal razón, tienen los ciudadanos de este país que luchar y pelear por su estatus, y definir el porvenir de su país.
Héctor Peña para Peña del Pueblo.
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